Salud pública equitativa y sostenible a
través de la transformación digital

En materia de salud digital, en Latinoamérica y el Caribe se encuentra que solo 11 países de la región cuentan con una legislación que define la historia clínica electrónica, y 14 países adoptaron una estrategia de salud digital1.

 

Adicionalmente se conoce que en esta región un 30% de las muertes evitables corresponden a la falta de acceso a los servicios de salud2. Estos datos nos demuestran que existen deficiencias estructurales en los sistemas de salud, que quedaron al descubierto con la llegada de la pandemia causada por el Coronavirus, la cual tomó al mundo por sorpresa.

 

El intercambio de la información y los sistemas de información a lo largo de todos los niveles del sistema de atención de la salud (paciente, equipo de atención, organización de atención de salud y el entorno político y económico) son fundamentales para brindar un acceso universal a la salud y asegurar su continuidad. Este enfoque más holístico en la salud pública permitirá una interacción oportuna para hacer frente a las emergencias de salud a través del uso de herramientas innovadoras que complementen los enfoques tradicionales de los epidemiólogos. Así se tendrá una comprensión completa de la salud de las personas mediante la vigilancia epidemiológica en tiempo real y un registro de los datos en forma precisa, sin dejar de lado los grupos poblacionales vulnerables.3

 

La Organización Panamericana de la Salud a través de su artículo “La transformación digital para una salud pública más equitativa y sostenible en la era de la interdependencia digital” plantea ocho principios centrados en las cuatro esferas de un sistema de salud sostenible (humana, social, económica y ambiental) para la transformación digital del sector de la salud3:

 

En el primero establece que es necesario garantizar la conectividad universal tanto para la población beneficiaria como para el sector de la salud para el 2030. Debido a que su establecimiento o falta, se ve reflejado en los resultados en materia de salud3.

El segundo punto destaca la importancia de promover los bienes de salud pública digitales por un mundo más equitativo, puesto que estos pueden aumentar el número y la calidad de los servicios prestados, y mejorar la rendición de cuentas, la recopilación, el procesamiento y el análisis de datos decisivos para las políticas de salud, ayudando a reducir las desigualdades al acceso3.

El tercer punto presenta cómo asegurar una salud digital inclusiva para todos, incluidas las personas más vulnerables, es de gran relevancia. Frecuentemente quienes más necesitan el sistema de salud son los que menos acceso tienen a él. Y un ejemplo de ello se encuentra en la salud digital, debido a que la vulnerabilidad de la población y su falta de conectividad son elementos que suelen ir de la mano3.

En el cuarto punto plantea los beneficios de implementar sistemas de información y salud digital interoperables, abiertos y sostenibles. Estos proporcionan datos inmediatos y evidencia esencial para actuar, sustentar decisiones y ajustar políticas. Con los datos de salud desglosados se pueden planificar actividades que visibilicen y reduzcan las posibles inequidades en la salud3.

El quinto punto muestra que es esencial transversalizar los derechos humanos en todas las áreas de la transformación digital de la salud creando un desafío legal y logístico. Los datos de salud son muy sensibles, por eso es imperativo manejarlos de manera segura, evitar fugas, ataques externos y la pérdida de la confidencialidad3.

El sexto punto resalta el valor de hacer parte de la cooperación mundial sobre inteligencia artificial y cualquier tecnología emergente. La Big Data, la inteligencia artificial, el internet de las cosas, entre otras, han revolucionado el bienestar de las personas3.

Para el séptimo punto señala la importancia de establecer mecanismos de confianza y seguridad de la información en el entorno digital de la salud pública. Cada vez las personas son más consientes sobre el manejo de su información en materia de privacidad y confidencialidad. Crear una estructura sólida para avalar la seguridad y la confianza es fundamental para combatir la desinformación y asegurar que se utilice evidencia de buena calidad para la toma de decisiones3.

Por último, el octavo punto destaca que para renovar la arquitectura de la salud pública en la era de la interdependencia digital con el fin de facilitar la cooperación digital, se necesita contar con procesos, políticas, recursos humanos, infraestructura y sistemas de apoyo para la toma de decisiones que permitan adoptar eficaz y rápidamente soluciones digitales3.

Pese al contexto en el que la humanidad ha estado envuelta en los últimos años nos ha demostrado el gran potencial que ofrece la transformación digital para la salud, es indispensable que esta vaya de la mano de la inclusión digital, con el objetivo de no dejar a nadie atrás3.

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