Innovación farmacéutica para crear
mejores sistemas de salud

El avance tecnológico en la medicina ha significado un ámbito crucial en la vida del ser humano a través de la historia, pues con ella la investigación, prevención y tratamiento de las enfermedades ha evolucionado haciendo que además de beneficiar a los pacientes mejorando su calidad de vida, ha impactado de manera positiva la de sus cuidadores; sumado a esto se han evidenciado beneficios en los sistemas de salud, permitiendo tomar acciones preventivas y oportunas, para realizar diagnósticos más rápidos y precisos, hacer seguimiento con mayor control sobre los síntomas de los pacientes, personalizar servicios, mejorar la comunicación entre los sistemas de salud y los pacientes, recolectar información para procesos de investigación y avances en el campo.1

 

Los nuevos tratamientos también traen efectos positivos en su adherencia por parte de los pacientes, incrementando el ahorro en costes sanitarios para el sistema y generando una ganancia de productividad laboral para el paciente y la sociedad.2

 

La carga de cuidados personales formales e informales de los pacientes disminuye, debido al mejor estado de salud que los fármacos innovadores producen, generando ahorros, especialmente en patologías relacionadas con la edad avanzada como la demencia, el Alzheimer o el Parkinson.2

Por otro lado, las vacunas son una de las estrategias de salud pública más efectivas, ya que generalmente superan ampliamente sus costes. Desde un punto de vista global, estos programas generan ahorros cinco veces superiores en comparación con otras medidas preventivas y un ejemplo de esto es la vacunación contra el Polio en Estados Unidos, la cual, por un periodo de 60 años, su beneficio neto ha sido 6 veces mayor a su coste. Así mismo, se estima que la vacunación contra 10 enfermedades en 73 países, realizadas entre 2001 y 2020 evitará 20 millones de muertes que ahorraran 350.000 millones de euros en costes.2

 

Todos estos ahorros de costes, liberan recursos para otros usos, incrementando la eficiencia del sistema sanitario, estimulando el crecimiento económico y redundando en múltiples beneficios, que al final favorece a la sociedad en conjunto ayudando a que se tenga una mayor expectativa de vida y en mejores condiciones.2

 

Para el futuro, se prevé que la innovación biomédica incluya y combine varias tecnologías novedosas y revolucionarias, como la biotecnología y la tecnología de la información, con las que se podrán comprender mejor los procesos biológicos para ayudar a encontrar tratamientos para enfermedades como el Alzheimer, el cáncer o la infección por el VIH/sida.3

 

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