Farmacoeconomía: Un equilibrio entre
las necesidades y los recursos económicos.

Garantizar la atención médica de la mayor cantidad de pacientes, al menor costo posible, brindándoles un servicio oportuno y de calidad, es aquello que procura la economía de la salud, aplicando métodos y teorías económicas a las ciencias de la salud. El gasto excesivo en medicamentos e insumos para la salud acrecienta la inquietud por parte de los sistemas, quienes han implementado múltiples medidas para regularlos. A pesar de esto, aparentemente, los recursos sanitarios siguen siendo insuficientes para cubrir las necesidades de todos los usuarios.

Siendo estos recursos escasos, es fundamental elegir la manera más optima de invertirlos, asegurando que esta decisión tenga mayores beneficios. Es allí donde entra la farmacoeconomía, la cual identifica, mide y compara los costos de los tratamientos disponibles y evalúa las consecuencias de diferentes alternativas terapéuticas, haciendo un análisis para los individuos, el sistema de salud y la sociedad. En algunos países, esta evaluación es de carácter obligatoria para establecer el precio de los productos.1

Modelos farmacoeconómicos

 

Este análisis depende de la perspectiva de quien esté interesado: la sociedad, el paciente, el pagador, el proveedor o la industria farmacéutica. Para esto, se deben establecer el número de opciones terapéuticas a evaluar.

Al tener una sola variable, se utiliza el estudio de la Descripción del Costo/Resultado, uno de los análisis más simples y que tiene como objetivo, identificar y medir todos los costos asociados con una enfermedad en particular, incluidos los costos directos, indirectos e intangibles. Sus resultados se expresan en unidades monetarias.1 Existen dos (2) métodos para calcular el costo de la enfermedad:

Método de prevalencia

el cual estima el costo total
incurrido de una enfermedad,
en un año determinado.1

Método de incidencia

el cual cuantifica los costos
de casos diagnosticados
en un año particular.1

Sin embargo, este modelo no permite el cálculo de la eficiencia y no es útil para elegir o priorizar estrategias alternativas. En este caso es recomendable comparar costos y resultados de distintas opciones, por lo cual se emplean otros tipos de análisis:

Minimización de costos

este calcula los costos de diferentes
opciones de tratamiento para el
mismo problema, siempre y cuando
hayan evidencias de que los
resultados son los mismos en
pacientes homogéneos.1

Análisis costo-efectividad

es el más utilizado de estos modelos
debido a su objetividad. Mide los
beneficios clínicos en unidades
naturales y permite evaluar la
eficiencia relativa de intervenciones
que producen mayores beneficios a
un costo menor. También tiene
presente generar un coeficiente de
costo incremental, de unidades
naturales clínicas entre el costo.1

Análisis costo-utilidad

es una variante del anterior, pero en
este caso, la evaluación de los
efectos de las intervenciones
sanitarias se miden cualitativa y
cuantitativamente. Por lo tanto, en la
valoración costo-utilidad se estiman
los años de vida ganados
por calidad de vida.1

Análisis costo-beneficio

esta medición se hace en términos
monetarios, determinando si una
intervención individual ofrece un
aumento neto del bienestar general y
cómo se compara este incremento
con otras intervenciones alternativas,
o en otras palabras, establece el
costo que corresponde a un evento
clínico, como puede
ser la muerte misma.1

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